El vicepresidente de la comisión de Planeamiento Urbano, Javier Andradem dijo que con la elaboración del Código Urbanístico e"l oficialismo perdió una oportunidad histórica para pensar, con seriedad, y responsabilidad, la Ciudad que queremos para los próximos treinta años, con la mayor cantidad posible de voces, provenientes de la academia, los concejos y colegios de profesionales y todo tipo de espacios vecinales y comunitarios, pero no lo hicieron. Solo tuvieron en cuenta los intereses de los grandes desarrolladores inmobiliarios". No es casual, entonces, que el oficialismo haya contado solamente con sus propios 34 votos, suficientes para avanzar hacia la audiencia pública –en un mes- y luego hacia la segunda y definitiva lectura, pero en soledad. No lograron generar consenso político con ninguna otra fuerza parlamentaria. Ni siquiera con el espacio aliado Evolución, que responde al ex embajador en los Estados Unidos del gobierno de Macri, Martín Lousteau. Tenemos muy claro que el Gobierno porteño quiere densificar aún más la Ciudad. Lo vienen haciendo antes de que la sanción del nuevo Código. Vienen aumentando la constructividad en la zona norte de la CABA, el eje de la avenida Rivadavia en dirección a Flores, y los barrios de casas bajas, a lo sumo de dos pisos, que abundan en Boedo, Villa Pueyrredon y Mataderos, poniendo así en riesgo la identidad barrial de esas zonas. En la Ciudad, en los últimos años, se construyeron alrededor de un millón y medio de metros cuadrados por año. El 70% por ciento de ese metraje corresponde a vivienda multifamiliar. Y de ese universo del 70%, el 65% correspondió a vivienda suntuosa y lujosa. ¿Qué intervención tiene el Estado en esta situación? Ninguna. Este fenómeno va a encarecer el valor del suelo y profundiza la imposibilidad de acceder a una vivienda, en un distrito en el que medio millón de personas viven hacinadas en villas, asentamientos y complejos habitaciones. Un distrito en el que a lo largo de dos gestiones de gobierno de Macri primero, y ahora Larreta, no se realizó ni un solo plan de viviendas. Con el nuevo Código el 70% de la Ciudad de Buenos Aires tendrá menos de cinco pisos. Se eliminan los criterios cuantitativos presentes en el CPU (FOT, FOS y la tangente) para respetar la constructividad de cada una de las parcelas. Esos criterios hacían que el CPU sea "interpretativo", permitiendo la construcción de edificios elevados que hoy vemos en la Ciudad y en muchos casos son disruptivos de la morfología de un barrio. El diputado Agustín Forchieri (VJ), jefe de la bancada oficialista, destacó durante el amplio debate sobre el proyecto que “debemos crear una nueva trama urbana que identifique, aproveche y potencie los nodos y corredores existentes, desarrollando a su alrededor densos conjuntos de usos mixtos donde las personas vivan, trabajen y accedan a los servicios en un radio relativamente reducido”. Y agregó que “esa ciudad, policéntrica, densa y diversa que el Plan Urbano Ambiental identifica como la Ciudad deseada, no es una utopía urbana. Es la ciudad que debe sobreponerse sobre la dispersa y sectorizada que tenemos actualmente. Y es la ciudad que vamos a construir con este nuevo Código Urbanístico, para poder viajar menos y vivir mejor” |