El 70% de los encuestados consideró que los recientes aumentos de los servicios públicos los afectó “muchísimo o mucho”. Sólo el 19,4% dice que lo afectó poco y apenas el 6,9% dice no haber sido afectado. El sector que más sufrió el impacto es el de aquellos ciudadanos que tienen entre 36 y 55 años, donde el porcentaje de queja alcanza 79%. Es decir que de cada cinco porteños de ese rango de edad, cuatro se sienten perjudicados por los aumentos de las tarifas. Entre los ciudadanos de menores recursos, el sector afectado alcanza el 74,3%. A su vez, el 52,7% dice haber disminuido sus consumos o suprimido alguna actividad para paliar el costo de los servicios. Salir a cenar afuera o ir al gimnasio son las actividades que más han dejado de lado los porteños de clase media y alta (45,2% de los encuestados), mientras que en los sectores de menores recursos se reporta con mayor frecuencia “comprar menos comida”. Es lo que contestó el 8% de los consultados. Respecto del grado de acuerdo con la ley que limitaría el aumento de las tarifas al promedio del aumento de los salarios, el 83,4% dice estar de acuerdo con lo votado por los diputados nacionales y ahora debe ser refrendado por el Senado. Apenas el 9,5% sostiene la posición contraria. Previsiblemente, el grado de acuerdo/desacuerdo guarda correlación con nivel socioeconómico: entre los de clase baja aumenta hasta 86,9%, mientras que en los segmentos de clase alta y media registra algunos puntos menos, detalla el informe en sus coclusiones Respecto de un posible veto presidencial, el 68,9% de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires lo rechaza, mientras que un 25,8% lo considera correcto. En tanto, el acuerdo con el relato oficial acerca de la necesidad de eliminar los subsidios a los servicios como una acción imprescindible para corregir el rumbo económico es rechazado por el 63,4%, mientras que el 23,7% lo considera acertado. |