La conformación de Cambiemos más cerca que nunca

En Vamos Juntos se encuentran confiados. Saben que en los próximos días, o en todos casos semanas, se rubricará el acuerdo electoral con el radicalismo porteño que habilitará la construcción de Cambiemos en la Ciudad. La noticia, esperada por varios funcionarios tanto del oficialismo como de la oposición, tiene un condimento extra: por primera vez el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larret, aceptará la interna con el diputado nacional, Martín Lousteau.

Históricamente en contra de esa posibilidad, el jefe de Gobierno considera que no puede hacer cambiar de parecer al radicalismo que sólo quiere enfrentarlo, según dic en desde su entorno, en una PASO.  Inclusive son varios los que se sorprenden por esa situación dentro del oficialismo ya que consideran que se trata de una disputa en donde se expondría sin sentido a una derrota.

“Horacio le va a ganar por un margen sideral. No entiendo realmente por qué quiere tanto la interna”, explican. Desde el radicalismo quieren inclusive que ese compromiso quede por escrito y se presente públicamente. “La interna no se negocia”, repiten desde la UCR. Lo que si cambió a diferencia de encuentros anteriores es que ahora en el radicalismo hay una conciencia de que de cerrar Cambiemos el camino a Lousteau le quedaría allanado de cara a 2023.

Él lo sabe como también el jefe de Gobierno porteño: en el PRO no hay muchos candidatos que puedan hacerle frente al ex ministro de Economía y ex embajador argentino en los Estados Unidos. “Si no va Santilli gana como quiere. Ahora él y su entorno comenzaron a ver esto”, precisan. Tal y como publicó este medio en ningún momento las negociaciones se encaminaron a un “enfriamiento” debido a que todas las partes se encontraban interesados en concluir cuanto antes pero con lo términos claros.

En el oficialismo ya comenzaron a sostener que la conformación de Cambiemos habilita una victoria electoral de cara a 2019 ya que se absorbería al único candidato y espacio que podría llegar a generarle un dolor de cabeza al jefe de Gobierno.