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Jericoacoara, el paraíso de las dunas
Este lugar, joya de Ceará, enamora a sus visitantes gracias a sus dunas, las lagunas turquesas, la tranquilidad anhelada y los atardeceres épicos. Es un destino ideal para los amantes de la naturaleza, la gastronomía marina, y las posadas majestuosas
También conocido como Jeri, este paraíso en Ceará era un antiguo pueblo pesquero y fue declarado como parque nacional. Su paisaje tiene dunas, una flora silvestre, lagunas cristalinas y playas que atraen a todo el mundo. El acceso al territorio sólo es posible a través de camionetas y rodados especiales por los caminos de arena. No hay calles pavimentadas ni señales de luz. Es ideal para desconectar, lograr un descanso pleno. También para practicar windsurf o kitesurf.
La playa tiene arena blanca y aguas de un turquesa hipnótico. La Pedra Furada se erige como emblema natural, junto a las lagunas Azul y Paraíso que invitan al relax. Además es posible recorrer la geografía con el tour en buggy que explora cada rincón del territorio. Otra excursión imperdible es el sandboard que permite deslizarse desde alturas de hasta treinta metros. Los paseos en bote son una opción atractiva para apreciar el paisaje.
La playa principal es el corazón de Jeri y a solo 15 minutos se encuentra el icónico arco de Pedra Furada, símbolo natural del destino. Las lagunas Azul y Paraíso ofrecen hamacas sobre el agua. Los buggy tours recorren el circuito por 350 reales. Otra opción es la práctica de sandboard con alquiler de tabla más una clase de 30 minutos, por 80 reales. Estas opciones están disponibles para lograr disfrutar de la naturaleza virgen en su máxima expresión.
Jericoacoara, o más conocido como “Jeri”, es un paraíso en el nordeste brasileño que une naturaleza virgen, cultura y aventura. Sus atardeceres en la Duna do Pôr do Sol, están considerados entre los más bellos del mundo, y siempre reúnen a los visitantes para aplaudir al sol, una costumbre local. Las playas cristalinas invitan al relax; las lagunas como Lagoa do Paraíso ofrecen hamacas en el agua. Por otra parte, los aventureros disfrutan el kitesurf, windsurf y bugue en dunas. El pueblo de calles de arena cautiva con artesanías y sabores cearenses. Este lugar es perfecto para desconectar y crear recuerdos únicos.
En la ciudad hay escuelas como ClubVentos que imparten clases en los niveles por 290 reales e incluyen materiales, refrigerios y asistencia personalizada.Otra de las opciones, pueden ser las cabalgatas al atardecer por playas vírgenes (200 reales). Las sesiones de yoga (50 reales) frente al mar o practicar capoeira en la plata enriquecen el día. Para los amantes de los deportes extremos, del turismo aventura hay posibilidades interesantes como el trekking a la Lagoa do Amâncio (150 reales, ) o travesías en quad por dunas (300 reales). Al caer la noche, hay fiestas en bares rústicos, se baila forró y se beben tragos especiales. La ciudad prioriza la sostenibilidad esencial, evita utilizar plástico de un solo uso, respeta los senderos y regula la construcción de posadas ecológicas.
En Jericoacoara, el paladar se rinde al frescor del Atlántico. La moqueca de pescado (R$60-90) hierve lentamente en leche de coco cremosa, con tomate jugoso, pimientos vibrantes y cilantro aromático; se sirve humeante con arroz blanco esponjoso. El langostino en calabaza (R$80-120) transforma una calabaza dorada en volcán de langostinos rosados nadando en salsa de queso fundente, coronada con perejil. El pescado en teja (R$70-100) llega chisporroteante: filete fresco a la plancha, bañado en aceite de oliva con hierbas silvestres, sobre teja ardiente que mantiene el jugo. Dulce tentación: tapioca con coco (R$15-25), crujiente crepe de yuca rellena de coco rallado tibio y lluvia de leche condensada. Para los carnívoros, carne de sol con mandioca (R$50-80): tiras de carne seca dorada, crujiente mandioca frita y vinagreta picante que despierta los sentidos. Sabores que abrazan la brisa marina.
El Essenza Hotel de cinco estrellas, y frente al mar, destaca por su piscina infinita climatizada, spa y suites con vistas al océano (2800 reales).
Vila Kalango propone bungalows ecológicos en dunas, una pileta natural y desayuno orgánico, ideal para los amantes de los deportes acuáticos (2000 reales).
En Praia Malhada, Chili Beach Resort brinda villas privadas, restaurante gourmet y acceso directo a la playa (3000). Tiene un bar de playa. La Casa na Praia, es un hotel boutique en la playa principal, ofrece suites con balcón y diseño rústico-chic (1900 reales).
La playa tiene arena blanca y aguas de un turquesa hipnótico. La Pedra Furada se erige como emblema natural, junto a las lagunas Azul y Paraíso que invitan al relax. Además es posible recorrer la geografía con el tour en buggy que explora cada rincón del territorio. Otra excursión imperdible es el sandboard que permite deslizarse desde alturas de hasta treinta metros. Los paseos en bote son una opción atractiva para apreciar el paisaje.
La playa principal es el corazón de Jeri y a solo 15 minutos se encuentra el icónico arco de Pedra Furada, símbolo natural del destino. Las lagunas Azul y Paraíso ofrecen hamacas sobre el agua. Los buggy tours recorren el circuito por 350 reales. Otra opción es la práctica de sandboard con alquiler de tabla más una clase de 30 minutos, por 80 reales. Estas opciones están disponibles para lograr disfrutar de la naturaleza virgen en su máxima expresión.
Jericoacoara, o más conocido como “Jeri”, es un paraíso en el nordeste brasileño que une naturaleza virgen, cultura y aventura. Sus atardeceres en la Duna do Pôr do Sol, están considerados entre los más bellos del mundo, y siempre reúnen a los visitantes para aplaudir al sol, una costumbre local. Las playas cristalinas invitan al relax; las lagunas como Lagoa do Paraíso ofrecen hamacas en el agua. Por otra parte, los aventureros disfrutan el kitesurf, windsurf y bugue en dunas. El pueblo de calles de arena cautiva con artesanías y sabores cearenses. Este lugar es perfecto para desconectar y crear recuerdos únicos.
En la ciudad hay escuelas como ClubVentos que imparten clases en los niveles por 290 reales e incluyen materiales, refrigerios y asistencia personalizada.Otra de las opciones, pueden ser las cabalgatas al atardecer por playas vírgenes (200 reales). Las sesiones de yoga (50 reales) frente al mar o practicar capoeira en la plata enriquecen el día. Para los amantes de los deportes extremos, del turismo aventura hay posibilidades interesantes como el trekking a la Lagoa do Amâncio (150 reales, ) o travesías en quad por dunas (300 reales). Al caer la noche, hay fiestas en bares rústicos, se baila forró y se beben tragos especiales. La ciudad prioriza la sostenibilidad esencial, evita utilizar plástico de un solo uso, respeta los senderos y regula la construcción de posadas ecológicas.
En Jericoacoara, el paladar se rinde al frescor del Atlántico. La moqueca de pescado (R$60-90) hierve lentamente en leche de coco cremosa, con tomate jugoso, pimientos vibrantes y cilantro aromático; se sirve humeante con arroz blanco esponjoso. El langostino en calabaza (R$80-120) transforma una calabaza dorada en volcán de langostinos rosados nadando en salsa de queso fundente, coronada con perejil. El pescado en teja (R$70-100) llega chisporroteante: filete fresco a la plancha, bañado en aceite de oliva con hierbas silvestres, sobre teja ardiente que mantiene el jugo. Dulce tentación: tapioca con coco (R$15-25), crujiente crepe de yuca rellena de coco rallado tibio y lluvia de leche condensada. Para los carnívoros, carne de sol con mandioca (R$50-80): tiras de carne seca dorada, crujiente mandioca frita y vinagreta picante que despierta los sentidos. Sabores que abrazan la brisa marina.
El Essenza Hotel de cinco estrellas, y frente al mar, destaca por su piscina infinita climatizada, spa y suites con vistas al océano (2800 reales).
Vila Kalango propone bungalows ecológicos en dunas, una pileta natural y desayuno orgánico, ideal para los amantes de los deportes acuáticos (2000 reales).
En Praia Malhada, Chili Beach Resort brinda villas privadas, restaurante gourmet y acceso directo a la playa (3000). Tiene un bar de playa. La Casa na Praia, es un hotel boutique en la playa principal, ofrece suites con balcón y diseño rústico-chic (1900 reales).